El timbre suena. Me asomo y veo a Raquel acabando de hacerse la coleta. Le abro y pasa enseguida a mi casa. Me saluda de reojo y va a la cocina. Se sienta en la encimera y espera a que yo vaya.
-¿Tienes un zumo o algo? Ufffffffff. ¡Me estoy muriendo de hambre! –me hace gracia que siempre, siempre, se esté muriendo de hambre.
Saco dos vasos y abro la nevera. Cojo un cartón de zumo ‘natural’ de a saber que colorantes y los lleno. Le doy uno a ella y el otro me lo voy bebiendo yo muy despacio. A los dos segundos Raquel ya se lo ha acabado y empieza a contarme de todo. De todo, de todo. Y yo me entero de nada, de nada.
-… y entonces he visto a Mónica y a Cris que iban hacia el parque y no se para que, porque a estas horas –blablablabla- … y luego se ha ido supongo que a su apartamento, ¿Quién es? Bueno, que el otro día me dijo Miguel que para las recuperaciones de…
-¿Qué has dicho? –entre toda la metralla de palabras creo haber oído ¿ciego?
-Pues tía, que Miguel se ha cargado las matemáticas y para septiembre tiene que…
-No, no. Lo de antes. –además, ya sé que Miguel se la ha cargado.
-Ey, no me escuchas. Que cuando subía un chico me ha saludado, y cuando me he girado he visto que era ciego y me he quedado como ‘¡Pobre!’ Pero si decías lo de Cris y…
-No, era eso. Ah, nada. Bien, ¿salimos a dar una vuelta? –cojo el móvil y ya estoy fuera del piso esperando a que Raquel venga.
-¿Eso? ¿Lo conoces? ¡Cuenta! - /Raquel curiosa modo on/ .
-Se llama Ismael. Es ciego y toca el piano. Tiene diecinueve. Esta noche he quedado con él.
-Haber cariño, ¿¡qué!? –y aquí está Raquel emocionadísima.
Le resumo que el otro día bajé y hablamos un rato. Me ahorro lo del bicho y demás. Después de sus ‘¡oh!’ y ‘¿enserio? ’ cambiamos de tema. Pasamos la tarde de aquí a allá y ya se hacen las nueve menos cuarto cuando estamos por mi calle. Raquel me acompaña siempre hasta mi casa, así que subimos las dos las escaleras. Cojo las llaves de mi bolso y abro. Voy hacia el salón a decirle a mi madre que ya estoy aquí y mi amiga me espera en la puerta hasta que vuelva a despedirme. Entro en el salón. Me quedo allí donde estoy. Ismael está con mi madre.
-¿Ismael? –vale, ¿me he vuelto a perder algo?
-Hola Alma, acabo de conocer a Ismael, que porcierto, es un chico muy simpático. Me ha convencido para que le deje llevarte a cenar. Llevamos hablando mucho rato. –mi madre está muy rara. Yo estoy alucinando. Ismael empieza a hablar.
modo on!..jo tambe.
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