Recuperada del todo. Ya es lunes por la noche, y mis padre
me han dado el visto bueno para que mañana pueda salir. El sábado me desperté al
mediodía en una cama que no conocía. Aún mareada, escuchaba música. Salí de la
habitación en donde estaba y enseguida supe donde me encontraba. Ismael tocaba
el piano, y cuando oyó que me acercaba fue dejando que la melodía muriera.
-Como si estuviese en su casa, señorita. ¿Cómo te encuentras, Alma? –me preguntó sonriéndome.
-Creo… que bastante mejor. No vino Carmen, ¿no? –no entendía
por qué no me había llevado nadie a casa.
-No, no se me ocurrió que hasta la hora de comer no llegaría
del trabajo. Tus padres te estarán esperando arriba. Cuando quieras, te
acompaño. –se ofreció. Miré el reloj y pensé que ahora estarían comiendo, eran
las dos y media.
-¿Y eso que estoy aquí?
-Tus padres no han querido despertarte. Les habré caído
bien, ¿no? –y se rió.
-No seas tan creído, ¿eh? Será eso. –me hizo gracia. Se lo
creerá y todo.
-¿Te acompaño?
-Sí, ya me muero de hambre.
Básicamente ese fue mi sábado, más horas de televisión
indefinidas. Domingo me quede encerrada como si estuviese en cuarentena sin que
nadie viniera a verme. Mi padre quería asegurarse que no volvía a recaer. Aún
no me explico cómo me ha dado tan fuerte un catarro. Cosas que pasan. Esta mañana
han venido Raquel, Marta y Elena, querían sacarme a la calle, pero yo
aún no estaba para fiestas. Aunque ya me encuentro bien del todo, estoy como un
globo pinchado. Parece que un mosquito me haya chupado toda la energía mientras
dormía. Después de comer he subido a ver a Regina y a Ana. Las dos estaban
preocupadas por mí, y les he tenido que decir veinte veces que no era nada
grave. Ana se ha disculpado por las dos de no haber venido a ver como estaba,
por que por lo visto Regina también había enfermado un poco. E ahí la catástrofe
que montó una tormenta en un acantilado. Me acabo de acordar de que les perdí
la pamela. Bueno, no me han dicho nada al respecto tampoco. Se lo tendré que
comentar. Tengo ganas de salir a hacer lo que sea. Encerrada en casa con el
calor que hace es poco más que para morirse. Es de noche… sí, es de noche. Aún
le tengo que decir a Ismael que no toque por las noches. Aún, aún.
Buenas noches, nuevo bicho de la pared. Buenas noches, aire
que no corres. Buenas noches, luna. Buenas noches, piano. Buenas noches mundo.
Mañana nos volvemos a ver las caras. ¿Preparado? Ya se me ha ido el nudo que tenía en la
cabeza. Que claro se ve todo cuando no te pasas el día haciéndote la zombi, y
ni tan solo ha sido una semana. Bueno.
“Michelle, my belle.
Sont des mots qui vont très bien ensemble,
Très bien ensemble.”
-THE BEATLES-
Sont des mots qui vont très bien ensemble,
Très bien ensemble.”
-THE BEATLES-
Ese último párrafo me suena de algo
ResponderEliminarMichelle.
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