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Sara

martes, 7 de agosto de 2012

Pétalos de rosa /PARTE 1

El sol entra por mi ventana. Me levanto medio dormida de la cama y veo que aún es muy temprano. Son las siete de la mañana y creo que ya no me voy a poder dormir otra vez. Cojo y me pongo el chándal. He decidido que me voy a dar una vuelta hasta el parque del vecindario. Abro la puerta de casa y mi madre se asoma desde el salón; ella tiene que estar despierta ya, pues se va a trabajar, también muy temprano. Me da permiso para irme (me iba a ir igualmente) y salgo. Tres plantas mas tarde, estoy en la calle, y se nota con creces que estamos en pleno verano. Voy calle arriba y por la acera me cruzo con varias personas. Personas cansadas que se van al trabajo, y personas cansadas que vuelven del trabajo. La calle esta custodiada por unos gigantes árboles cuyo nombre ni sé y dudo que vaya a saber nunca. El parque me espera a unos diez minutos aún, y me fijo en una mujer que va hablando por la calle. Va hablando sola. Habla con otra ¿mujer? Invisible para los demás. Pobre. Me distraigo contando los coches amarillos que pasan y deseando que ojala estuviera alguien a mi lado para pegarle cuando veo uno. Todo el mundo lo hace. Bueno, yo lo hago. Sigo caminando y caminando y me pongo a mirar a los perros que pasan con sus dueños. ¿Los perros tendrán nombres entre ellos? Pregunta esencial, y como no sé respuesta, paso bastante del tema. Ya estoy llegando al parque, y voy al banco más cercano. Me pongo los auriculares y empiezo a escuchar música. No me había dado cuenta de que estaba ahí hasta que me ha chupado la pierna. Bebé Ramón en una lucha exhaustiva para escapar de su padre se me ha aparecido delante. Juan viene enseguida, y me da las gracias. No sé porque, porque realmente casi piso a su hijo. Cojo al bebé y me voy a los columpios. Juan me vuelve a dar las gracias y se compra un periódico en el quiosco de la esquina. Se pone a leer. Yo prefiero no saber como va el mundo. Todo va fatal, así que puede ir fatal con mi ignorancia también. ¡Hay que ser feliz! Pero sin pasarse, no vale atracar un banco y darte a la fuga a Andorra. Estoy con Ramón un buen rato, hasta que se hacen las ocho y pico y su padre lo recoge. Yo como no tengo nada que hacer ahí, me voy también a casa. El plan es mirarme la película que me ha dejado Ana de Aghata Christie. Insistió tanto que al final me la lleve. Es muuuy antigua, pero bueno. Luego me haré la comida y me ducharé, si eso. Me tendré que arreglar, o bueno, no hace falta. A las nueve bajaré a ver a Ismael. Seguramente pasaré la tarde con Raquel.
Bebé Ramón me llama desde la otra acera y me sonríe. Yo también sonrío a bebé Ramón.

1 comentario:

  1. hay personas que les chupan la mano unos locos que estan debajo de la cama.

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