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Sara

miércoles, 1 de agosto de 2012

El bicho en el techo /PARTE 2


Los ventiladores no existen. En realidad son aparatos que hacen ruido y giran. Son girasoles de metal, pero a mí no me engañan más. Ayer estaba sentada en el sofá haciendo nada, como de costumbre, y muriéndome de calor, como de costumbre también. Lo primero es lógico, lo segundo no. ¿Si tengo un ventilador al lado porqué sigo teniendo calor? Así que me levanté y fui a por un diccionario. La definición de ‘ventilador’ que nos da la RAE es la siguiente: Instrumento o aparato que impulsa o remueve el aire en una habitación.” Si bien, y yo soy Pepito Grillo. Pues vaya removimiento, la verdad. Y a mí no me estafan de esa forma, así que me apunté el número de la compañía de electrodomésticos del supuesto ‘ventilador’ y me fui al cuarto de mis padres, donde está el fijo. Marqué y una señora muy maja me puso una canción de allá los años de la guerra mientras me pedía que esperara. Cuando la canción ya se estaba repitiendo por tercera vez, los envié al cuerno, a la señora maja y a los fabricantes de mi ventilador y colgué. Tal vez este trasto haya ganado la batalla, pero no la guerra. Me vengaré del tío que lo ha inventado. Algún día. Y entonces me entró hambre. Serían sobre las seis de la tarde cuando todos los aparatos de mi piso empezaron a rebelarse contra mí. Consiento que un trasto haga que me muera de calor, porque no es el fin del mundo, pero ¿Qué me dejen sin tostadas? ¡Ni pensarlo! Claro que yo no hablo idioma robot, así que la tostadora, para mí está muerta. Ya no le hablo más, y que se olvide de que la cuide. Me ha decepcionado, la verdad, esperaba más de ella. Con todo el cariño que le he dado… pero bien. Así que indignada de la vida, tuve la genial idea de continuar con mi tarea de no hacer nada. Mientras iba hacia mi habitación, oí que tocaban al timbre, y ahí se estropeo mi plan. Vi al señor Juan por la mirilla de la puerta, que venía también con el pequeñín. Juan es el que está alquilado en el tercero B, con su hijo Ramón, que apenas sobre pasa el año.  Ni mis padres  ni yo somos realmente amigos de Juan y Ramón. Así que me sorprendió verlo tocando el timbre. Bien, abrí la puerta, y en dos segundos Ramón tenía niñera para esa tarde y yo cinco euros.  Vi a Juan bajando las escaleras de dos en dos, dándome las gracias a gritos, y realmente no sé cómo no se dio de morros, con la carrera que se estaba montando.  Bebé Ramón y yo hicimos un pacto mutuo de pasar uno del otro, y así estábamos los dos en el salón. Le di un chupete y un peluche, y se quedó durmiendo el resto de la tarde. Estaba tumbado a mi lado en el sofá, mientras yo leía. Realmente es muy majo este bebé Ramón.  Se acabó la tarde y vino Juan a llevarse al peque.  Fin del día para una Alma aburrida.

1 comentario:

  1. Venitladores: X
    Aire acondicionado: ✓

    By: elquetambienestaencontradelosvenitladores

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